Fuente: Latin Lawyer
Lunes 19 de Septiembre 2011
Por Rosie Cresswell y Emiliano Mellino
Las cámaras de compensación son una pieza fundamental en el puzle pro bono, ya que vinculan a los abogados con aquellos que requieren asistencia letrada gratuita. Como en una organización que necesita financiamiento, pero que a la vez resulta ser mucho más complicado decir que se requieren fondos que hacerlo. Emiliano Mellino y Rosie Cresswell enfrentan los desafíos que estas organizaciones encuentran cuando intentan conseguir fuentes de financiamiento y qué se hace para intentar sobrellevarlos dichos desafíos.
Fue con esta fanfarria que fue fundada la cámara de compensación de Pro Bono Perú hace ya casi dos años. Tanto a nivel internacional como local, el proyecto fue bienvenido como un paso en la dirección correcta para la institucionalización de la práctica de proveer asistencia letrada gratuita a aquellos que no pueden costearla.
Pero, en Junio de 2011, la cámara de compensación, que une Firmas Jurídicas con organizaciones o individuos con necesidades de asistencia gratuita, fue forzado a suspender sus operaciones porque las firmas asociadas tuvieron un impasse sobre como debía ser financiada, ya que muchos no estaban dispuestos a dar el financiamiento que se estaba requiriendo como presupuesto.
Afortunadamente, después de algunas discusiones, el sistema fue salvado y puesto en marcha nuevamente en Octubre. Sin embargo, esta suspensión temporal demostró lo dependiente que es este proyecto del financiamiento y del trabajo de las Firmas Jurídicas.
La cámara de compensación de Peru, administrada por la ONG Ciudadanos al Día (CAD), fue fundada en 2009 cuando la estima al trabajo pro bono era alta en el país. También existía un grupo de 20 Firmas Jurídicas que estaban apoyando el proyecto, mientras que Ciudadanos al Día había conseguido que otras 30 ONG’s proveyeran los casos. Sus resultados fueron elogiables: para Junio de 2011 habían designado 74 casos a firmas jurídicas que eran parte. Mientras tanto, un total de 40 firmas habían firmado la Pro Bono Declaration for the Americas (PBDA), bajo el compromiso de cumplir con a lo menos 20 horas de trabajo pro bono al año.
Inicialmente, la cámara de compensación fue fundada por la Ford Foundation, una conocida fuente de financiamiento para este tipo de proyectos en Latino America, con 20 firmas jurídicas dedicadas a proveeer el financiamiento adicional requerido. La Ford Foundation dio un financiamiento que solamente duró el primer año del proyecto, lo cual significó que a fines de 2010 se requería más capital. Ciudadanos al Día le pidieron a las firmas que aportaran entre US$3000 y US$1000 dependiendo del tamaño del estudio, y la mayoría hicieron los aportes. Llegado el 2011, la cámara de compensación necesitaba nuevamente financiamiento, el cual, según Ciudadanos al Día, ascendía a un presupuesto inicial de US$20000 que se requeriría pagar por las firmas. Este monto fue reducido luego a US$10000, pero solamente una firma pago inicialmente y la propuesta no fue aceptada por los demás estudios, significando que el proyecto no podría ser financiado, y a su posterior cancelación por su directora Beatriz Boza.
Aún así, todavía hay un final feliz en Perú, ya que una union entre 5 firmas – Benites, Forno, Ugaz & Ludowieg, Andrade; Miranda & Amado Abogados; Estudio Echecopar; García Sayán Abogados; and Jorge Avendaño – Forsyth & Arbe – se prestaron para ser intermediarios entre la comundiad legal y las ONG’s para resolver problemas de financiamiento. Este Agosto, 17 de las 20 firmas originales accedieron a organizar un nuevo presupuesto, haciendo un factoring de las deudas de Ciudadanos al Día y permitiendo que la cámara de compensación pro bono re abriera el siguiente mes.
Este escenario nos muestra un problema para el futuro del trabajo pro bono a través de las cámaras de compensación en Latino America; algunas firmas jurídicas tienen dificultas con el concepto de contribuir con financiamiento cuando están dando de manera gratuita su tiempo, lo cual representa mucha presión a estas cámaras.
Un órgano vital
Aunque hay Firmas Jurídicas bastante competentes en proveer servicio legal gratuito a aquellos que le necesiten, sin las cámaras de compensación, estas organizaciones proveen un muy útil nexo entres las Firmas y las ONGs, ayudando a unir expertos a proyectos y asegurar el trabajo pro bono de alta calidad, organizado e institucionalizado dentro de la comunidad legal. En conjunto, las firmas han reaccionado de manera positiva a su creación.
Cuando la cámara de compesnación abrió en Colombia en 2009, fue bien recibida por las Firmas Jurídicas de orden corporativo del país, con abogados compitiendo entre ellos para que se les asignaran casos pro bono. Los estudios jurídicos además estaban dispuestas a hacer contribuciones de capital para su establecimiento. Sin embargo, luego, un gran número se quedó feliz con su rol de proveedores de servicios legales, pero no así de financiamiento. Un grupo de estudios jurídicos ha continuado haciendo pagos anuales regularmente, siendo un verdadero problema lograr que otros estudios se sumen en la colaboración económica.
Las firmas jurídicas que eran miembros pagaban aproximadamente USD$2,800 en el año 2009 para mantener funcionando a la fundación, pero solamente seis pagaron la contribución voluntaria (entre US$1400 y US$2800) para el próximo año. La fundación fue capaz de mantenerse andando gracias al aporte de Tinker Foundation, una organización sin fines de lucro estadounidense, que también hace aprotes voluntarios de manera regular.
“Las firmas jurídicas dijeron que estaban dispuesta a dar una suma inical pero que no entendían porque debían dar tanto su tiempo como su dinero” señala Paula Samper del estudio Gómez-Pinzón Zuleta Abogados SA, quien ayudó a lanzar la cámara de compensación del país, llamada Fundación Pro Bono.
Este año, Samper tomó la iniciativa y fue a la reunión de la cámara de compensación y les preguntó a los representantes de las firmas jurídicas si encontraban que los servicios dados por la Fundación Pro Bono eran útiles. “Todos ellos dijeron que eran efectivamente útiles y acordaron financiarlo de manera regular” ella dijo. Nueve estudios jurídicos han pagado hasta este momento del año, con una contribución tope de US$3000 y mínima de US$2100. El resto tienen hasta el final del 2011 para cubrir su membresía. Hasta el momento, las firmas no son expulsadas de la organización si no pagan, y Samper piensa que el miedo a una “sanción moral” y la presión de los colegas va a ser suficiente para asegurar sus contribuciones.
Es importante notar aquí que hay estudios a lo largo de la región que están dispuestos a hacer aportes financieros. Nuestra encuesta de pro bono, encontrable en las páginas 10 a 14, nos dice que el 38 por ciento de los encuestados localizados dentro de las jurisdicciones donde hay cámaras de compensación dicen que han hecho contribuciones económicas a dichas organizaciones en el último año, con un 39 por ciento diciendo que lo harán el año 2012. (Estos países latinoamericanos con cámaras de compensación son Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, México, Paraguay, Perú y Venezuela). El pago promedio de las 11 firmas que decidieron revelar el valor de dichas contribuciones promedia US$4914, en un rango entre US$1325 y US$10000. Además, un cuarto de las 49 firmas que completaron la encuesta dicen que tienen un presupuesto pro bono propio, que tiene un rango muchísimo más alto, desde US$1340 a US$50000.
Pero las cámaras de compensación quieren ver más firmas involucradas. Los bufetes de abogados en toda América Latina han dedicado una cantidad considerable de tiempo para ayudar con proyectos y no se podría dejar de lado estos logros, pero su apoyo económico es fundamental para la supervivencia de las cámaras de compensación. La Fundación Ford, la Fundación Tinker y otros organismos locales e internacionales constituyen valiosas fuentes de financiamiento, pero las subvenciones son a menudo por períodos limitados y no son aplicables en algunos casos. En Colombia, por ejemplo, la Fundación Pro Bono fue capaz de asegurar el financiamiento gracias a la Fundación Tinker, pero no pudo asegurarlo de la Fundación Ford, que tiene diferentes prioridades ahí. Otra de las peticiones,a la Fundación Clifford Chance, también fracasó.
Las Cámaras de compensación también utilizan otras vías: en Brasil se recaudó 50.000 reales (EE.UU. $ 31.500) a través de un desayuno de recaudación de fondos, y en Colombia se han organizado torneos de fútbol y conferencias con los abogados, lo que le permitió a la fundación para recaudar 30 millones de pesos colombianos (unos EE.UU. $ 17.000) en 2010 . Este Marzo, Latin Lawyer hizo una comida annual de caridad que fue capaz de recaudar US$20,000 para las cámaras de compensación en Colombia, Peru y Brazil.
Sin embargo, aunque estas actividades de recaudación de fondos son tácticas exitosas, no son suficientes para cubrir los ingresos de una cámara de compensación y que también consumen tiempo valioso del personal que las organiza. El director ejecutivo de Fundación Pro Bono de Colombia, Juliana Amaya, dice que incluso con las subvenciones, el apoyo financiero de las firmas jurídicas siempre será necesario. «No se puede vivir con ese tipo de presión [de si una subvención vendrá a través o no]. Usted necesita primero financiamiento fijo y luego obtener el apoyo internacional para proyectos específicos «, explica.
Estas organizaciones han sido capaces de operar en los últimos años con una inversión mínima, pero los gastos están creciendo.
«El mantenimiento de nuestro sistema web es muy precario y nos encontramos con que tenemos que contratar a alguien o vender nuestras necesidades internas a otra compañía», dice Amaya, que dirige la cámara de compensación con un coordinador – lo que significa que todo el trabajo administrativo, informático y ejecutivo es realizado por dos personas. «Se termina dando prioridad a las cosas que no debe ser su prioridad», dice.
¿Es correcto pedir?
La cámara de compensación de Chile es ampliamente considerada como un ejemplo de liderazgo en la región en términos de su organización y su financiación. Las firmas de abogados que son miembros proven financiamiento a las cámaras de compensación para sus operaciones regulares y extraordinarias. Las firmas chilenas que respondieron a nuestra encuesta (aquellos que eligieron proveer detalles de cuánto contribubían) demuestran pagos entre USD $ 2.816 y $ 10.000 USD, con un promedio de $6.193 dólares. (Vale la pena señalar que esta cantidad es significativamente menor que los USD$20.000 solicitados en Perú este año.) Cualquier financiación adicional para proyectos específicos, proviene de subvenciones o de donaciones y trata de encontrar todos los fondos antes de embarcarse en un nuevo del proyecto.
Otros países quisieran llegar a este nivel de estabilidad financiera, pero Pablo Guerrero, de la firma chilena Barros & Errázuriz Abogados y presidente de la Fundación Pro Bono dice que tomó algo de tiempo para llegar a este punto. Pro Bono Chile fue creada en el año 2000, pero los estudios se acercaron sólo para la financiación regular unos cinco o seis años más tarde, antes de eso, requería mucha suerte encontrar financiamientos.
En ese momento, Guerrero señala, que aquellos que dirigían la cámara de compensación se sintieron lo suficientemente maduros como para decirle a las firmas que debían cubrir los costos de mantener una oficina, pagar salarios y otros gastos, o que de lo contrario, tendrían que cerrar. «Cuando las firmas se sienten orgullosos, usted puede pedir dinero; cuando usted está comenzando un proyecto es difícil de transmitir aquella necesidad», dice Guerrero, quien piensa que es la diferencia fundamental entre la situación en Chile y el de Perú y Colombia. Se demoró hasta 5 años en consolidarse en Chile.
Con una década de antigüedad, el Instituto Brasil Pro Bono es una de las mayores cámaras de compensación trabajando en la región, pero también sólo recientemente empezaron a pedir a las firmas el dinero, después de haber sobrevivido sus primeros años de existencia a través de las subvenciones de la ONU, la Ford Foundation y la Fundación Tinker, así como cierto apoyo de las ONG locales de “Conectas Derechos Humanos”. Esto la puso en la posición cómoda de sólo tener que pedir a los abogados de su tiempo.
«Durante este período, el dólar estaba muy alto y el real débil. El tipo de cambio nos estaba ayudando” dice el director del instituto, Marcos Fuchs. Pero en 2009, lanzó su programa pro bono ”Amicus”, que pidió a las firmas contribuciones voluntarias. Actualmente, tres firmas y dos compañías de contribuyen al programa – entre cada donación de USD$ 7.560 y 38.000 dólares EE.UU. al año, lo que ayuda a cubrir el presupuesto anual del Instituto de 140.000 dólares. «Hemos empezado a pedrile a las grandes firmas su contribución y ahora estamos intentado ir a las firmas más pequeñas, pero esto último es más difícil», dice Fuchs.
Mattos Filho, Veiga Filho, Marrey Jr. e Quiroga Advogados es uno de los tres estudios jurídicos que en la actualidad financian la institución. Flavia Regina de Souza Oliveira, el socio que dirige el programa pro bono y miembro fundador del instituto, dice que todavía es difícil tener una discusión franca en Brasil sobre la financiación de pro bono. «Instituto Pro Bono se prepara para su 10 aniversario en diciembre y nadie ha dicho claramente la cantidad de dinero que cada firma jurídica contribuirá,» dice ella.
Oliveira es optimista de que las cosas cambien. «El sistema terminará extendiéndose a todas las firmas jurídica ya que los mejores estudios están haciéndolo y porque las firmas medianas están recibiendo clientes multinacionales que las presionan para el cambio», dice.
Creando Pertenencia
Por desgracia, las cámaras de compensación jóvenes no tienen tiempo o donaciones a su favor, por lo que están empleando una serie de tácticas para conseguir más firmas necesarias para hacer los pagos regulares. Se dan cuenta de la necesidad de crear pertenencia y orgullo – como ha sido el caso entre las firmas jurídicas chilenas. Samper dice que una manera de motivar a los estudios jurídicos es lograr que sus abogados entren en los directorios y en los comités ejecutivos de las cámaras, cuyos miembros cambian cada dos años. De esta manera los abogados pueden realmente sentir que están interesados en el proyecto. «Cuando van a las reuniones y observan todas las cosas que estamos haciendo ellos desarrollan un vínculo con la organización y terminan dando su apoyo», explica.
La cámara de compensación de Perú aprendió esto de mala manera. Las firmas decidieron que Ciudadanos Al Día, una ONG, gestionará el mayor proyecto, pero Javier de Belaunde, del estudio Echecopar, dice que la firmas se desvincularon de la ejecución del proyecto como respuesta a este hecho.
«Hemos visto que Ciudadanos al Día estaba haciendo un buen trabajo en la gestión del proyecto por lo que dimos un paso atrás … y cuando te sientes que algo no es tuyo, es más difícil de excavar en tus bolsillos «, dice de Belaunde, que también pone mucho de culpa en el grupo de trabajo del que es miembro – las obligaciones profesionales de los abogados terminaron significando poco o nada de tiempo para dedicar a este proyecto de la cámara de compensación.
Ahora de Belaunde quiere tener más firmas que participan en el día a día de la cámara de compensación a través de una dirección elegida que dirigirá el proyecto, mientras CAD continuará manejando todos los aspectos técnicos. La nueva estructura organizacional se definirá en una reunión en septiembre. José Ugaz, de Benites, Forno, Ugaz y Ludowieg, Andrade, espera que esto también les ayudará a superar muchos problemas de comunicación y de organización. «Al principio, el diálogo no fue lo suficientemente intense … no había una estructura formal y la comunicación se realizaba a través de este comité, pero a un nivel informal «, dice. Las 17 firmas jurídicas que asistieron a la reunión para asegurar la preservación de la cámara de compensación se comprometieron a aumentar el número de miembros a través de la introducción de una nueva firma atraída por cada miembro con el fin de tener 30 miembros a finales de año. (Las tres firmas jurídicas que no asistieron a la reunión han expresado su interés en continuar como miembros.)
Mayores fuerzas en juego
En Colombia, Amaya piensa que es importante equilibrar las necesidades de la fundación con las actitudes de los bufetes de abogados a dar dinero. «Estamos tan flexibles como las firmas jurídicas nos necesitan», dice. «No queremos que el dinero pase convertirse en nuestro talón de Aquiles».
Después de todo, los esfuerzos de los buffetes deben ser elogiados, y hay más fuerzas en juego que hacen que traer pro bono a la vanguardia de América Latina sea tan desafiante. Incluso en un país como Brasil, donde pro bono se ha discutido durante 20 años y la Cámara de Compensación lleva en funcionamiento casi una década, hay cuestiones locales que hacen que sea difícil de cultivar una fuerte cultura pro bono. Bajo las reglas de Abogados de Brasil, el trabajo pro bono es visto como poco ético, ya que le quita trabajo a abogados designados por la corte. Brasil cuenta con un muy avanzado sistema de asistencia jurídica, donde el Estado cubre los costos de los más necesitados. Este sistema proporciona empleo a 48.000 abogados y su Colegio de Abogados cree que si pro bono es permitido en el país se les quitará el trabajo a dichos abogados.
«Fue una gran pelea empezar a institucionalizar el trabajo pro bono», dice Fuchs. Después de muchas reuniones con el Colegio de Abogados, se decidió que las firmas podrían ofrecer asistencia gratuita, pero sólo a las ONG pequeñas, ya que las grandes no necesitan asistencia jurídica y las personas y familias ya están siendo cubiertos por el Estado. Pero esto hace que sea difícil generar interés entre las firmas. «Si usted toma las ONG pobres, que no tienen casos sexy, en cambio si usted consigue algo de una ONG grande, tienen casos sexy y que atrae a las empresas», dice Fuchs, quien añade que siempre está trabajando con las organizaciones no gubernamentales para tratar de obtener los casos más interesantes para los abogados. Fuchs considera que es cada vez más fácil interesar a las firmas ya que la responsabilidad social está de moda en Brasil.
En Perú, por ejemplo, la falta de una cultura pro bono es una limitación importante de acuerdo con Ugaz, quien dice que esto llevará mucho más tiempo para lograr superarse. «Se trata de firmas que son muy corporativas, por lo que no tienen mucho contacto con la realidad que el sistema pro bono está tratando de cambiar», dice, refiriéndose a los sectores más pobres de Perú. El camino recorrido desde entonces ha sido, sin duda, importante. Walter Albán, jefe del departamento de derecho en la Pontificia Universidad Católica, llama la atención sobre las normas del Colegio de Abogados que exigen que los abogados tomen algunos casos de forma gratuita, diciendo que el sistema rara vez ha funcionado. El director de la Facultad de Derecho de la Universidad del Pacífico y el ex abogado de negocios Cecilia O’Neill señala que se habló muy poco de pro bono hasta el año 2009.
La ruptura de estas barreras no se limita a Perú, o incluso los abogados corporativos de la región. Guerrero, de Barros & Errázuriz hace una importante distinción entre la cultura de América Latina y los EE.UU., donde las personas están más dispuestas a donar a organizaciones benéficas. «Tenemos que cambiar eso», dice. Con tantas fuerzas dando su respaldo a tan importante iniciativa, uno espera que todas las formas de pensar pronto cambien en esa dirección para siempre.