María del Mar Mejías (21 años) es alumna de Derecho de la Universidad del Rosario de Bogotá, Colombia, y realizó una pasantía de dos meses en Fundación Pro Bono. De vuelta en su país, luego de visitar el extremo norte y sur de Chile, nos cuenta qué la motivó a venir a esta latitud, cómo fue la experiencia y qué aprendizajes se llevó.
¿Por qué elegiste Chile para hacer tu pasantía?
Chile representaba un reto para mí en todos los sentidos, primero por lo que ha significado su crecimiento y desarrollo como país y, segundo, porque siempre me han interesado muchísimo los modelos de intervención social que han empleado sobre las poblaciones y sectores más vulnerables de la sociedad, en especial la forma en la que la Fundación Pro Bono Chile ha contribuido al desarrollo de esos procesos. De modo tal que en un futuro todos esos conocimientos y aprendizajes puedan ser replicados en mi país.
¿Qué te inspira del trabajo legal pro bono?
Mi mayor inspiración son las personas que reciben la asesoría legal, creo que la satisfacción que genera realizar trabajo legal pro bono es una sensación que vale la pena cualquier esfuerzo. Poder devolver un poco a la sociedad de todo lo que uno ha recibido y contribuir a un mundo mejor desde nuestra profesión es más que suficiente como fuente de inspiración, sin dejar de lado la felicidad y los innumerables aprendizajes y experiencia que deja el trabajo pro bono.
¿Cómo fue tu experiencia en Fundación Pro Bono Chile, qué es lo que más rescatarías?
Fue una experiencia que académicamente va a representar un hito en mi carrera, en la medida en que me permitió ampliar mi visión sobre los campos de acción del trabajo pro bono, los criterios de vulnerabilidad y el verdadero impacto que genera en la sociedad realizar trabajo legal pro bono.
En cuanto a lo personal fue una experiencia que me permitió conocer un poco más de la cultura chilena, su gente, sus paisajes y todo lo que implica vivir dos meses en otro país, de lo cual debo recalcar la calidad humana de la fundación, el amor y esfuerzo con que hacen las cosas es más que digno de reconocer.
¿Cómo se complementó eso con lo que habías hecho en Colombia?
Indudablemente fue el mejor complemento; una cosa es vivir el pro bono desde un estudio jurídico y otra desde la fundación, tener la responsabilidad de mantener vivo el espíritu pro bono en los abogados que hoy en día no es tarea fácil, pero vale la pena. Vuelo a Colombia recargada de pro bono, con muchas ganas de replicar las buenas prácticas, experiencias y aprendizajes que me ha dejado la Fundación Pro Bono Chile.