La inteligencia artificial está revolucionando el mundo. Su aporte y cómo ha transformado la práctica legal, es algo ineludible. Sin embargo, como toda herramienta tecnológica nueva, su impacto e implicancias éticas en su uso es algo que se está revisando todavía.
La adopción de IA en el ámbito legal promete revolucionar el análisis y manejo de grandes volúmenes de datos jurídicos, facilitando la identificación de jurisprudencia relevante y optimizando la gestión de casos y documentos. Sin embargo, estas herramientas también presentan desafíos inherentes, especialmente en términos de confiabilidad, precisión y las implicancias éticas de su uso.
Es crucial que los profesionales del derecho entiendan cómo funcionan estos modelos de IA y sean conscientes de los sesgos potenciales que podrían influir en sus algoritmos. En otras palabras, la capacitación en este tipo de herramientas es clave. La IA tiene la capacidad de, por ejemplo, predecir resultados de casos con base en decisiones judiciales anteriores, lo que puede ayudar significativamente en la planificación estratégica legal. No obstante, la revisión del material citado y la lectura que se le entrega a cada uno, es algo que todavía hay que desconfiar.
Y es que la automatización puede reducir la necesidad de abogados para tareas simples e intermedias. La realización de modelos permiten generar estas tareas de forma más confiable; como pueden ser escritos estandarizados o búsqueda de casos históricos. Pero no queda sólo ahí, además se pueden analizar contratos, identificando cláusulas que pueden ser riesgosas o inusuales, comparando términos con estándares de la industria, y sugiriendo modificaciones basadas en legislaciones y precedentes relevantes; y la gestión de documentación, que ayuda en la organización y gestión de documentos, automatizando la catalogación y recuperación de información relevante de manera eficiente, entre tantas otras capacidades.
Las cuestiones de privacidad y seguridad de los datos son cruciales en el uso de la inteligencia artificial dentro del ámbito legal. Ya que la integridad y la protección de la información son fundamentales para mantener la confianza de los clientes. Es imperativo que cada plataforma de IA, cualquiera que utilicen, cuente con personal dedicado a supervisar la seguridad de los datos, garantizando que las medidas de protección estén siempre actualizadas y sean efectivas.
Un estudio de la Universitat de Barcelona, revisó las disyuntivas éticas del uso de la inteligencia artificial en biomedicina, lo que dio origen a la creación de Data Ethics, un programa que vela por el buen uso de los datos con IA; esta institución busca dar un enfoque en el uso responsable de la tecnología, garantizando que los beneficios de la IA se maximicen mientras se minimizan los riesgos potenciales para los derechos individuales.
Y es que la responsabilidad legal asociada al uso de la IA presenta retos significativos, especialmente al determinar la atribución de responsabilidades en casos donde un sistema de IA provoca daños, un tema que todavía se encuentra en evolución legislativa. Estos aspectos éticos del uso de la IA no deben subestimarse. Los derechos y deberes deben ejercerse adecuadamente en el contexto de la IA, asegurando que su aplicación respete las normas éticas y legales establecidas.
La inteligencia artificial en la práctica legal ofrece numerosas ventajas, pero también exige un cuidadoso escrutinio y regulación para asegurar que su implementación sea ética y legalmente responsable. La adaptación a esta tecnología será fundamental para el futuro del derecho.