Querella por abuso sexual a menor

  • Tras un largo proceso judicial que duró cerca de tres años, el Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago condenó a trece años de presidio al autor de abuso sexual reiterado en contra de tres menores, una de ellas representada por abogados de Fundación Pro Bono.

Fue una develación que ningún padre y madre quisieran escuchar. Habían pasado dos años, cuando en 2018, Luis e Isabel se enteraron que su hija Daniela, con siete años de edad en el momento que ocurrieron los hechos, había sido abusada sexualmente –al igual que dos de sus primas menores-, por un familiar cercano que convivía con la familia en la casa que compartían. Con el apoyo de la asistente social del Consultorio acudieron a Carabineros a realizar la denuncia, constatar lesiones y comenzar el largo proceso judicial que les esperaba en búsqueda de justicia para su hija.

El camino fue difícil, la investigación avanzaba de forma lenta y mientras los meses pasaban, la niña evidenciaba el daño psicológico sufrido. Es por estas razones que Luis e Isabel deciden pedir ayuda, asumiendo el caso el estudio jurídico miembro de Fundación Pro Bono, Insunza Abogados con un equipo conformado por los abogados Matías Insunza, Felipe Sologuren y Camila Millán.

Era un escenario complejo, los hechos habían pasado dos años antes de la develación y, además de su hija, también habían sido abusadas dos primas de la niña. El relato de las víctimas, en este caso, su hija, era el principal antecedente probatorio que tenían en contra del agresor, y debieron iniciar pronto las diligencias como exámenes psicológicos y toma de declaraciones para agilizar y continuar la investigación. “Fue un proceso judicial lento. Nosotros veíamos que se nos cerraban muchas puertas, y contar con el apoyo de los abogados fue una ayuda tremenda. Cuando el estudio Insunza Abogados asumió la defensa del caso fue una tranquilidad muy grande, porque uno no tiene los recursos económicos para optar a una defensa de esa calidad, ellos nos clarificaron el proceso y todo comenzó a avanzar muchos más rápido”, señala Luis.

Estrategia judicial

El equipo jurídico quería evitar la revictimización de la menor, hecho que ocurre con frecuencia en este tipo de casos en los que la víctima es entrevistada múltiples veces por distintos profesionales encargados de la investigación, teniendo que revivir una y otra vez la situación traumática de la cual fue víctima. Con esta premisa clara en su estrategia, se presentó una querella por el delito de abuso sexual reiterado en contra de la menor, y se llevaron a cabo todas las pericias correspondientes para probar los hechos y preparar el juicio oral.

El proceso judicial duró casi tres años. Finalmente, a comienzos de abril, el Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago estableció en la sentencia condenatoria lo siguiente, “en relación a la existencia de actos de significación sexual y de relevancia, realizados mediante contacto corporal con las víctimas, el Tribunal los ha tenido por acreditados, primeramente con la prueba testimonial, consistente en los dichos de cada una de las afectadas, las cuales relatan de forma coherente, acciones de vulneración a su intimidad sexual realizadas en su contra por un mismo sujeto”.

La condena para el imputado de 45 años fue de 13 años de presidio mayor en su grado medio como autor del delito de abuso sexual reiterado a persona menor de catorce años. El fallo señala: El Tribunal ha concluido que los acusadores han probado los hechos de la acusación que más adelante se mencionan, constitutivos de los ilícitos de abusos sexuales reiterados, cometidos en contra de personas menores de 14 años”.

Esta sentencia, que no fue recurrida por la defensa y que se encuentra firme, llega para entregar tranquilidad y devolver la confianza en el sistema judicial a esta familia. “Es satisfactorio que haya recibido una condena. Es ganarle al sistema, es ganarle a la vida. Espero que cuando salga en libertad no le pueda hacer daño a ninguna otra niña” comenta Luis.

Conversamos con Matías Insunza, abogado a cargo del equipo jurídico para conocer los aspectos más relevantes de este caso.

1. ¿Cuál fue su motivación para asumir la defensa del caso?

Este era un caso particularmente complejo, pues la develación de los hechos efectuada por la menor, había ocurrido dos años después de la agresión sexual, y el imputado era un familiar cercano, que convivía con la familia. Los padres estaban muy afectados, pues sentían que no habían podido proteger a su hija. Además, la investigación avanzaba muy lentamente. Nos motivó poder ayudar a los padres de la menor, a efectos que sirviera como mecanismo de reparación la investigación que efectuaría la Fiscalía, que derivó finalmente en el juicio que terminamos recientemente, en donde se condenó al acusado a 13 años.

2. A su juicio ¿este caso tuvo elementos diferenciadores v/s otros, cuáles fueron?

Los casos de abuso sexual son extremadamente complejos, pues los antecedentes probatorios son escasos, y quedan muchas veces limitados al relato de las víctimas. En este caso nos encargamos de evitar la victimización secundaria, realizando todas las gestiones para que solamente expertas psicólogas pudieran entrevistarla. Lo anterior, acorde con la normativa que regula las entrevistas videograbadas, la cual si bien todavía no está operando en Santiago, estimamos que su espíritu debía cumplirse a cabalidad. El contexto era además difícil, pues se trataba de un familiar que muchas veces es protegido, cuestión que al final no ocurrió.

3. ¿Cuánto tiempo trabajó en el caso y cuáles fueron las mayores complejidades que enfrentó?

Tomamos el caso en septiembre del 2018 y desde esa fecha colaboramos activamente con la investigación. De los momentos más complejos recuerdo cuando la Fiscalía comenzó a evaluar la posibilidad de un juicio abreviado, cuestión a lo que nos opusimos. Finalmente logramos que se acusara por parte del Ministerio Público, y nosotros acusamos particularmente, logrando después del juicio una condena ejemplificadora, condenando en costas al acusado, pues tuvo defensa particular. Fueron más de dos años de investigación, y el juicio duró siete días.

4. Finalmente, alguna reflexión personal que quisiera compartir sobre su experiencia en la defensa de este caso.

Son pocas las veces que esta profesión otorga mayores satisfacciones como cuando se logra materializar ese concepto abstracto y lejano que se llama justicia. Colaborar para que personas víctimas de delitos gravísimos puedan sentir tranquilidad y paz, es algo que llena el alma y nos incentiva a seguir trabajando para los que más lo necesitan. Así siempre he entendido esta profesión. No es caridad, es solidaridad, pues junto a Felipe Sologuren y Camila Millán nos entregamos por entero en lograr ayudar a que el daño ocasionado pudiera en parte ser reparado. Los minutos que tienen las personas para ser escuchadas por un Tribunal tienen una significación que va mucho más allá que el rol que debemos cumplir los abogados y jueces. Es una forma de recuperar dignidad.

*Los nombres de este relato fueron cambiados para mantener en reserva la identidad de los involucrados.