Mejorando el acceso a la justicia: Una mirada de 25 años desde la sociedad civil

La columna de Eva Méndez, que fue publicada en La Segunda, habla sobre el rol de la sociedad civil en la mejora del acceso a la justicia.

En Fundación Pro Bono, celebramos 25 años de una travesía que ha transformado el panorama del acceso a la justicia en Chile. Como Directora Ejecutiva, pero sobre todo, como alguien que ha dedicado 17 años de su vida a esta causa, he tenido el privilegio de ser testigo del impacto diario de nuestra labor; una labor que va más allá de las cifras y se arraiga en las historias de las personas que tocamos.

Mi propio camino en Pro Bono ha sido un viaje de aprendizaje y crecimiento. Desde mis inicios, desempeñando diversos roles dentro de la organización, he visto de cerca la dedicación de una red de profesionales del derecho comprometidos con el voluntariado. Ellos son el motor que impulsa nuestra misión, y es gracias a su generosidad que podemos ofrecer una respuesta a quienes, de otra manera, quedarían desamparados frente al sistema legal. Sistema que, en el último tiempo, ha dejado bastante que desear, y que tampoco cuenta con la confianza que debería tener por parte de la población.

En un contexto donde el Estado a menudo se ve sobrepasado, emergemos como un pilar fundamental de acceso a la justicia. Esta organización, impulsada por estudios jurídicos, gerencias legales y consultoras del mundo privado, representa una respuesta crucial para aquellas personas y organizaciones sociales que enfrentan barreras económicas para costear representación legal. Y es que la Fundación actúa como un puente, conectando la experiencia y el compromiso del sector privado con las necesidades de quienes quedan excluidos. Su labor no solo provee asistencia legal, sino que también fortalece el tejido social, promoviendo la equidad y asegurando que los derechos fundamentales sean accesibles para todos, independientemente de su capacidad económica.

Nuestro trabajo diario se despliega en una variedad de programas, cada uno diseñado para abordar estas necesidades específicas que han surgido en estos 25 años. Atendemos a personas de ingresos sumamente limitados y a una clase media muchas veces vulnerable, brindándoles asesoría y representación legal. Apoyamos a organizaciones sociales y microempresas, fortaleciendo su capacidad de acción. A través del Proyecto Inocentes, luchamos por la justicia en casos de prisión preventiva y condenas erróneas. Y con nuestro programa de Educación Cívica, estamos sembrando la semilla de una ciudadanía informada, responsable y participativa. Cada caso resuelto, cada persona orientada, es un testimonio del poder transformador del voluntariado legal.

El tiempo nos ha enseñado que el acceso a la justicia es un desafío constante y en evolución. Hemos visto un aumento exponencial en la demanda de nuestros servicios, lo que refleja una necesidad creciente en nuestra sociedad. En los últimos cinco años hemos duplicado la cantidad de casos pro bono que revisamos, casi alcanzando los 2 mil casos pro bono en 2024. Sin contar las charlas y capacitaciones a organizaciones sociales para mejorar su compliance y transparencia.

Pero el futuro nos exige aún más. Necesitamos fortalecer nuestra red de voluntarios, ampliar nuestro alcance geográfico y profundizar nuestro impacto en las políticas públicas. Aspiramos a una justicia que no solo sea accesible, sino también inclusiva y equitativa. Una justicia en la que todos y todas confiemos, que nos ayude a construir una mejor sociedad. Este es el compromiso que renovamos en este aniversario, un compromiso que se nutre de la pasión y el esfuerzo de cada persona que forma parte de la familia Pro Bono, y al cual me sumo con la misma convicción y entusiasmo que el primer día.

Publicada originalmente en La Segunda.