Aguas grises: La pugna por abrir la llave del reciclaje hídrico

Por: Francisco Corvalán / La Tercera

DÍA DE LA TIERRA: Mientras el Presidente Boric anunció la publicación del reglamento que esperaba desde 2018 salir a la luz, familias que viven en una de las zonas más afectadas por la escasez hídrica idean formas para reciclar aguas que normalmente se van por el sumidero. La iniciativa se ha puesto en marcha tanto en escuelas como en domicilios de la Región de Coquimbo, siendo reconocidos en 2020 por el Premio Nacional de Medio Ambiente.

En la localidad rural de La Torre, a 20 kilómetros de Ovalle, doña Ana Briceño (55) solo tiene dos horas al día de agua potable. Entre las 16.00 y las 18.00 este recurso hídrico corre por sus cañerías, limitándola a racionar y optimizar hasta la última gota. Esto condiciona sus opciones para utilizar el caudal y, por ende, el riego de su jardín se convierte en una de las primeras víctimas de la sequía en la Región de Coquimbo, así como también ocurre en otras zonas con una disponibilidad hídrica reducida.

Por otro lado, si se abre la llave de paso durante 30 segundos, aproximadamente seis litros de agua se van por el alcantarillado. Si multiplicamos esa suma por todas las veces que se abre durante el día, esa cifra se multiplica considerablemente. Una de las opciones que ha surgido durante los últimos años apunta a la reutilización del agua utilizada en lavamanos, duchas y lavadoras, también llamadas “aguas grises”.

Ante esto se ha trabajado en cómo implementar un sistema de reciclaje de este suministro, e incluso existe una ley promulgada en 2018 que hasta ahora no había sido publicada, de la cual se refirió este viernes 22 el Presidente de la República, Gabriel Boric, en el marco de su primera gira presidencial dentro del país, y sus actividades en la Región de Coquimbo.

El Mandatario, en su recorrido por parte del Parque Nacional Bosque Fray Jorge en Ovalle, hizo mención a la reciente promulgación del reglamento para el uso de aguas grises, el pasado 20 de abril. “Esto nos va a permitir tener un uso más eficiente del agua, reutilizarla, para justamente poder abarcar también regadíos y otros usos que hoy día sencillamente se están perdiendo. Esto es algo que estaba pendiente, era un trámite burocrático en el buen sentido, pero que inexplicablemente se había retrasado más de la cuenta” señaló.

Pero ¿Qué falta para extender esto y cómo se puede reflejar la urgencia en el uso de este vital recurso? A raíz del Día de la Tierra también surge la importancia de hablar del agua, sobre todo en tiempos de escasez donde existen zonas que viven la urgencia de su inminente sequía.

Hace aproximadamente cuatro años la Fundación Un Alto en el Desierto se acercó al Liceo Politécnico de Ovalle para proponer la implementación de un proyecto que recupera alrededor del 30% del agua potable utilizada. Junto al ingenio de los profesores y alumnos de ese establecimientos, y de académicos de la Universidad Católica, se pudo crear un sistema que redirige el flujo del agua utilizada en los lavamanos de dos baños. Allí estudian más de 1.200 alumnos, por lo que el recurso utilizado solamente en ese lugar alcanza para llenar un contenedor de 5.000 litros todos los días. Desde ese momento que prácticamente no se utiliza agua potable para regar los más de 50 árboles que crecen dentro del colegio y el gasto se redujo en un 30% aproximadamente.

Una de las profesoras que lidera el proyecto en dicho establecimiento, Lorena Molina, comenta que los alumnos del Liceo Politécnico de Ovalle se interesaron y pusieron sus conocimientos y mano de obra para crear filtros que permitan almacenar aguas grises sin que fuese una amenaza para la salud, y que al mismo tiempo enfrente las dificultades medioambientales que sufre la zona. “Los estudiantes viven la escasez hídrica día a día. Hay comunas que tienen agua algunas horas al día”, agregó la docente.

Los alumnos de dicho recinto crearon un sistema que recibe el agua desechada desde los dos baños del liceo, la cual es filtrada por un sistema que contiene zeolita, grava y carbón activado. Dicha agua debe ser conducida por tuberías demarcadas y pintadas de color morado, las cuales llegan a un estanque que debe tener escrito “Aguas grises”, especificando que no son para uso potable.

Todo esto, basados en la Ley 21.075, promulgada durante las últimas semanas del segundo gobierno de Michelle Bachelet. Una ley que su reglamento aún no ha podido ser puesto en marcha. “Una ley muerta”, como dice Nicolás Schneider, geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y director de la Fundación Un Alto en el Desierto.

“Ley muerta” sobre aguas grises

La propuesta fue redactada por el Departamento de Salud Ambiental, perteneciente a la Subsecretaría de Salud Pública y aprobada por el Parlamento en 2018. En él se detalla, a través de 46 puntos, cuáles deben ser las directrices mínimas para poder recuperar, almacenar y utilizar las aguas grises. Allí también se especifican las condiciones sanitarias que deberá cumplir el diseño y la operación de los sistemas destinados a la reutilización de aguas grises, ya sea que estos se ubiquen dentro o fuera de las áreas operacionales de las empresas sanitarias. La aprobación de cada implementación de un sistema de aguas grises, así como la fiscalización de dicha instalación estaría a cargo de las Secretarías Ministeriales Regionales (SEREMI) de Salud, además de las atribuciones que la Superintendencia del Medio Ambiente podría tener sobre efectos potencialmente peligrosos para el ecosistema.

Para entender bien, la ley realiza la diferencia entre aguas servidas negras y grises: las primeras son las provenientes de las descargas del baño, con orina o materias fecales, mientras que la segunda se especifica que es el agua recuperada de tinas, duchas, lavamanos, lavaplatos, máquinas lavavajillas y lavadoras de ropa. Junto a eso, además se especifica los usos exclusivos que podrá tener este tipo de agua reciclada:

  • Urbanos: Esta categoría incluye la recarga de inodoros y urinarios y el riego de jardines privados.
  • Riego áreas recreativas y de servicios: Incluye el riego de áreas verdes con libre acceso al público como parques, áreas verdes de establecimientos educacionales, cementerios parque, campos deportivos, entre otras.
  • Riego ornamental: Esta categoría incluye el riego de áreas verdes y jardines ornamentales con fines exclusivamente estéticos y de decoración, sin acceso al público.
  • Industriales: Esta categoría incluye el uso en todo tipo de procesos industriales a excepción de los destinados a la fabricación de productos alimenticios, el uso en torres de refrigeración y en condensadores evaporativos.

A cada tipo de uso de aguas grises se especifica además las concentraciones máximas de jabones, detergentes y otros químicos presente en este tipo de recurso hídrico, además de los niveles de turbiedad aceptados para poder ser filtradas, almacenadas y utilizadas. Se detalla además la prohibición de usar aguas grises en el riego de cultivos vegetales y frutos que crezcan a ras de suelo, así también para su consumo tanto por animales como por humanos.

Por ejemplo, las aguas grises utilizadas para riego deberían tener una cantidad de entre 0,2 y 5 miligramos de cloro libre residual por litro de agua, y la cantidad de oxígeno que pueden consumir las bacterias en el medio durante cinco días no puede superar los 70 miligramos por litro.

Entonces, si todo está supuestamente especificado en la ley promulgada en 2018, ¿Qué impide que este reglamento pueda ser aplicado para promover el reciclaje de agua, esencialmente en zonas donde cada gota debe ser aprovechada al máximo? Nicolás Schneider tiene una sospecha al respecto. “Es una suposición, pero hay un artículo de la ley que señala que quienes realicen acciones de agua gris debe ser contemplado en la baja de su tarifa en la boleta. Si una persona hace el tema de aguas grises, no tendría que pagar tanto por la recolección y tratamiento de aguas grises”, declara.

Además, Schneider señala que el artículo N°14 de la ley se especifica que las nuevas edificaciones deberán contar con un sistema de reutilización de aguas grises, y dicha determinación, según sospecha, “puede ser visto como un gasto que atenta con la inversión sin una mirada hídrica que hoy en Chile toda vivienda debería tener. Por su parte, Jessica López Saffie, presidenta ejecutiva de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess Chile) destaca que la ley vigente establece que el reúso de las aguas grises a nivel urbano depende de la decisión y las inversiones que hagan las personas en sus hogares y las empresas en sus recintos. Esto, según detalla, “porque las empresas sanitarias hoy depuran las aguas servidas de las ciudades, negras y grises juntas, las que quedan disponibles para su reúso”. Además, la representante del gremio sanitario comentó que el uso de aguas depuradas también debería ser fomentado y facilitado por la autoridad pública.

Durante el 2021, la Subsecretaría de Salud Pública desarrolló una consulta pública en el Diario Oficial para recibir recomendaciones y mejoras en el reglamento de recolección de aguas grises. Allí participaron académicos expertos en el tema, además de abogados de la Fundación Pro Bono y de especialista de Un Alto en el DesiertoLa directora ejecutiva de esta última organización, Natalia Rebolledo, cuenta que se elaboró un documento con las observaciones a cada artículo de este reglamento que aún no puede ver la luz. A su juicio, la mayoría de los reparos apuntan a la factibilidad que podría tener emplear esta normativa, teniendo en cuenta que se busca emplear en sitios rurales, apartados del alcance de una red de monitoreo.

“El reglamento establece que se debe tener cierta periodicidad en el muestreo de las aguas, cosa que es impracticable en zonas rurales, en territorios vulnerables donde hay que enviar a Santiago las muestras en 24 horas. Nos pasó que cuando tratamos hacer muestreos en localidades como Canela o Quilitapia, y no llegábamos si es que llevábamos personalmente las muestras a Santiago”, establece Rebolledo. Otro de los puntos notorios en estos reparos apunta a la exigencia de tener materiales específicos como cañerías de color morado, inexistentes en el mercado formal.

¿Qué debe tener un sistema de recolección de aguas grises?

Durante la pandemia, surgió la necesidad de crear sistemas de recolección de aguas grises en domicilios, por lo que la ONG diseñó un prototipo para utilizar en los hogares ubicados en zonas rurales de la zona. Eso sí, debieron pensar en un sistema más simplificado que el que utilizan en escuelas, y que requiera menos intervención en cañerías y redes de alcantarillado. “En las escuelas contamos usualmente con dos estanques y un sistema de filtración, y eso en las casas iba a ser poco práctico”, complementa Rebolledo.

Es así como empezaron a implementar un sistema de recuperación de aguas en las lavadoras de 7 familias. Esto porque el agua que extrae el electrodoméstico se impulsa por medio de una bomba, lo que complementa al sistema de reciclaje hídrico sin romper murallas o cañerías. Una lavadora, según los datos que pudieron recoger in situ, es uno de los elementos que más agua utiliza en las casas. “Vimos que la más simple usaba 60 litros por carga, y la más compleja podría usar alrededor de 450 litros. Así es como posteriormente incorporamos un sistema de biofiltración en 60 familias, donde agregamos un biofiltro más un aireador, para que el agua almacenada no se pudra”, explica la directora ejecutiva de la organización.

El sistema de reciclaje ha tenido varias modificaciones para optimizar el uso de estas aguas recuperadas. Se cambió el mecanismo de filtración a uno que incorpora microorganismos que limpian el agua de jabones y detergentes. Así el recurso extraído esté lo menos contaminado posible para ser utilizado para el riego domiciliario.

Por ejemplo, doña Bernardita Tavilo (51) vive en Huallillinga, a las afueras de Ovalle. Escuchó del proyecto de recolección de aguas grises a través de su hijo, quien en su colegio construyeron un sistema para recolectar este recurso. “Nos entregaron un estanque de 500 litros, de los cuales nosotros podemos regar y rociar mucho el patio. Yo recupero esa agua de la lavadora. Normalmente realizo tres lavados en un fin de semana, y con cuatro o cinco se llena el estanque de aguas grises”, asegura. Esto se ha traducido, además, en una baja en el pago de fin de mes de su cuenta de agua potable. Bernardita explica que en verano, cuando lava más seguido, ha llegado a pagar hasta $30.000 por consumo y, según afirma, ahora la cuenta no supera los $16.000.

Aplicar esta nueva modalidad de reciclaje hídrico resulta beneficioso, según la presidenta de Andess Chile, Jessica López. Esto, ya que “permite reducir el consumo del agua potable que hoy se usa, por ejemplo, para riego. Por esta vía, el monto de la cuenta del agua disminuirá y permitirá ahorrar, además de agua, dinero de las familias”. Eso sí, la líder de la gremial aclara que este tipo de acciones “requieren que los particulares realicen algunas inversiones para separar las aguas negras de las grises, e instalar algún sistema de depuración del agua gris”.

Si bien, la Fundación Un Alto en el Desierto entrega estos sistemas de recuperación de agua de forma gratuita, esto tiene un valor que depende del uso y las complejidades de cada caso. En las escuelas, los valores va desde $1.200.000 hasta los $3.500.000 el más grande. Sin considerar mano de obra, solo el estanque, sistema de filtración, tuberías, techos y electrobombas. Para las casas se utiliza un estanque de 500 litros o 1000 litros, dependiendo la cantidad de personas y de artefactos que se utilicen. Esto, más el biofiltro y los materiales para construir este tipo de sistema bordea los $950.000.

Con respecto al ahorro de agua a nivel domiciliario se estima que en promedio, y si solo se reutilizan las aguas grises del lavado de ropa, el gasto por consumo de este servicio básico se reduce desde los $3.000 hasta los $5.000 por mes. Aunque esta cifra podría ser mucho mayor si el sistema de recuperación se empleara también en lavamanos y duchas a nivel domiciliario. Si lo extrapolamos a un año, el ahorro ascendería entre los $36.000 y los $60.000, sin embargo, el ahorro sustancial en este tipo de acciones está en el agua y no en el precio.

Un estudio realizado por investigadores de la Pontificia Universidad Católica en las zonas rurales de la Región de Coquimbo graficaron que a nivel domiciliario, el consumo de agua potable por día llega a los 324.7 litros por persona. De esto, alrededor del 72% corresponde al flujo que corre por la ducha y el lavamanos. Si se llegara a reutilizar ese recurso, se podría generar un ahorro de cerca de 234 litros por día. Si solo se recuperan aguas de la lavadora, esto desciende a los 8.4 litros por persona al día.

De todas maneras, que este líquido pueda ser reutilizado para la descarga del W.C. o para el riesgo, ya es un cambio significativo para Bernardita Tavilo. “Recuperamos algunas plantas y árboles frutales. A nosotros nos cerraron los canales donde teníamos acceso para sacar un poco de agua. Se nos secaron todos los árboles frutales y recién ahora estamos empezando de nuevo y nos ha servido mucho regar con aguas grises”, enfatiza. Asimismo, y después de la implementación de este sistema en su hogar, doña Ana Briceño comenta con orgullo cómo han crecido sus nísperos y demás plantas de su jardín. Todo esto, a pesar de tener solo dos horas diarias de acceso al agua potable por cañería.

Según Nicolás Schneider, razones para implementar este tipo de sistemas de reciclaje hídrico en domicilios está lleno de beneficios, pero aún carece de motivaciones monetarios para el usuario. “No tiene ningún incentivo, no hay una consideración especial a excepción de la tarifa asociada al consumo. Nosotros, con nuestro sistema, estamos en una zona gris. Hemos hecho todo en relación a la ley, pero no está el reglamento. Si bien hay borradores de reglamento, estamos en una tierra de nadie con nuestro sistema que es una real contribución para el tema hídrico en zonas donde falta el agua”.

La visión de Jessica López, en cambio, está más enfocada en el fondo de este problema. “Creemos que todas las iniciativas que vayan dirigidas a promover un uso más eficiente del agua van en la dirección correcta, especialmente ante el escenario de cambio climático y sequía que, especialmente en la zona central del país, se prolonga ya por 13 años”, complementa al respecto.

Según añade López, para fomentar la reutilización de aguas grises en domicilios, las nuevas urbanizaciones podrían considerar redes y sistemas que permitieran la separación y recuperación de aguas grises desde sus inicios “para que así las familias puedan hacer uso de este servicio por ejemplo, para riego de jardines. En el caso de viviendas e infraestructura ya construida, se requeriría una adaptación de ella para separar las aguas y su posterior depuración”.

Al ser consultada por La Tercera, la Subsecretaría de Salud Pública informó que el reglamento tuvo alrededor de 170 acotaciones durante su consulta, realizados por organismos públicos, privados y de la ciudadanía. Todas esas observaciones se fueron atendiendo durante el año pasado y ahora la nueva versión que recién el viernes por la noche fue anunciada la publicación de este reglamento, por parte del propio Presidente Boric.

La iniciativa de recuperación de aguas grises impulsada por la Fundación Un Alto en el Desierto ganó en 2020 el Premio Nacional de Medio Ambiente, en su categoría “Nuevas generaciones sustentables”. Específicamente, la sinergia realizada por organizaciones sin fines de lucro, académicos, profesores y estudiantes de la zona, lograron obtener este galardón por la iniciativa que toma cada vez más fuerza en el Valle del Limarí, así también como en otros sectores de la región, donde la sequía amenaza día a día un ecosistema que hasta hace un par de años deslumbraba por sus recursos naturales.

Cabe destacar que, de acuerdo al Instituto de Recursos MundialesChile está al borde de ser parte del grupo con mayor nivel de escasez hídrica del planeta. Solo lo anteceden países como Qatar, Botsuana o Eritrea. Mientras aún no se aclara el reglamento, que es entendida por algunos desde una perspectiva sanitaria, mientras que por otros responde a una medida social ante la falta del vital recurso que poco a poco se agota.

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