Francisca. Caso de grooming.

Francisca, a sus doce años, es una activa usuaria de redes sociales. En mayo de 2018 a través de Instagram comenzó a recibir mensajes obscenos por parte de un desconocido, quien le enviaba imágenes de alto contenido sexual y la amenazaba con violarla y raptarla, afirmando que conocía dónde estudiaba, qué hacía después de clases, a qué auto se subía y con quién.

Angustiada le contó esta situación a su madre Andrea quien preocupada alertó a los padres del curso.

“Me desesperé, estuve mal sobre todo por cómo esto afectaría la parte psicológica de mi hija. Sentí dolor por lo que tuvo que enfrentar”, comenta la madre. Al momento de compartir esta situación con los apoderados, la familia se dio cuenta que habían muchos casos más de la misma índole en el establecimiento. “Sin embargo solo dos papás se sumaron a la denuncia, lo cual lo encontré poco solidario. No nos permitió averiguar mucho más de adonde llegaba todo esto”, agrega Andrea.

Extrañamente minutos después de la alerta, la cuenta de Instagram en cuestión dejó de seguir a la niña, por lo cual sospecharon que podría ser alguien ligado al entorno escolar. El papá de Francisca, presentó una denuncia en la Fiscalía de Maipú y su mamá acudió a la fundación, la cual derivó el caso al estudio SILVA.

Los abogados presentaron una denuncia por grooming y amenazas.

 

Tipificación del grooming

“El grooming está expresamente tipificado en el Código Penal y como sinónimo de pederastía (..) es un delito en el que se trata de vulnerar la indemnidad sexual de un menor con inexperiencia y con una capacidad que no le permite discernir perfectamente, como un adulto formado, entre los límites de su cuerpo e intimidad. En general se les pide que envíen fotografías y videos”, explica el abogado Guillermo Villarroel del estudio SILVA quien con el socio Andrés Grunewaldt asumieron el caso de Francisca.

Gracias a las gestiones sostenidas por los abogados con la Policía de Investigaciones y Google lograron dar con la persona detrás de este ilícito: un compañero de colegio de tan sólo 13 años. Así, al no existir responsabilidad penal dada la edad del joven, el estudio solicitó al colegio que se aplicara el Reglamento de Convivencia Escolar que permite la expulsión de un alumno por faltas graves y reiteradas.

Actualmente el colegio se encuentra evaluando la situación para tomar las medidas necesarias y comenzará a realizar charlas en bullying y ciberbullyng para abordar estos fenómenos entre los estudiantes.

Guillermo y Andrés han sido muy acogedores y empáticos. Me informan de todo, lo cual me deja muy tranquila”, cuenta Andrea. “Es importante mirar las herramientas digitales que están usando los jóvenes porque están muy expuestos con las redes sociales”, comenta Andrea.