Benita. Daño a vivienda.
Sra. Benita tiene 80 años y vive en Pudahuel. Un día, como es habitual, abrió las ventanas de su departamento ubicado en un segundo piso, pero esta vez las ventanas se encontraban bloqueadas. Afuera había un puñado de cables impidiendo su apertura.
Presentó un reclamo en la Superintendencia de Telecomunicaciones, pero ésta le dijo que presentara su situación ante la municipalidad. En ésta, en tanto, le indicaron que debía buscar soluciones a través de los administradores del condominio, sin embargo su edificio no constituía parte de uno al no contar con una administración central. Para dejar esto en claro acudió entonces al Conservador de Bienes Raíces el cual confirmó que no era un condominio, sin embargo aún así no logró ayuda alguna del municipio.
Así pasaron dos meses sin solución.
“Aquí hubo un trabajo de una empresa de comunicación mal hecho, donde no les importó pasar a llevar la propiedad privada”, cuenta la Sra. Benita, quien luego por recomendación de la Oficina de Adulto Mayor de la comuna llegó hasta la fundación.
Menos de 48 horas
Su caso fue así derivado y asumido por el estudio Vergara Galindo Correa. Los abogados Sebastián Mozó y Patricia García Huidobro realizaron una visita en terreno junto a la notaria Elena Torres, constataron los hechos y solicitaron a la empresa a través de una carta, con el detalle de todos los trámites realizados por la Sra. Benita y de fotografías notarizadas, el retiro de los cables.
“Pese a todos los esfuerzos y a haber hecho el conducto regular la Sra. Benita no obtuvo ningún resultado. Es un clásico caso en Chile de situaciones donde personas se ven vulneradas con pequeñas cosas que no tienen impacto para aparecer en televisión ni tampoco pueden ser asumidos por la Corporación de Asistencia Judicial porque no es un caso judicializable, a lo más puede ser visto en un Juzgado de Policía Local. Hay por tanto un vacío y personas como ella terminan “agachando el moño”, comenta Sebastián. “La responsabilidad en estos casos recae en las compañías pero no hay una regulación específica”, agrega Patricia.
Así tras el envío de la misiva por parte del estudio a la compañía, pasaron menos de dos días para que ésta hiciera el retiro de los cables.
“Desde la fundación hubo una preocupación y defensa hacia el adulto mayor que a uno la enorgullece, porque en este momento estamos siendo muy vulnerados, muy pasados a llevar y eso duele. Uno a esta edad se siente impotente de no poder defenderse”, comenta la Sra. Benita.